Blog de Grupo Alborada
El Silencio que sienten: cómo las mascotas viven el duelo tras la pérdida de su humano
Cuando una persona fallece, su ausencia no sólo deja huella en familiares y amigos, sino también en quienes no pueden expresarlo con palabras: sus mascotas. Perros, gatos y otros animales de compañía crean vínculos afectivos profundos con sus cuidadores. Para muchos, esa persona no es solo quien les alimenta o les pasea, sino una figura de referencia emocional, su fuente de seguridad y afecto. Por eso, cuando esa figura desaparece, también ellos atraviesan un proceso de duelo. Aunque los animales no comprenden la muerte del mismo modo que los humanos, sí detectan la ausencia, los cambios en la rutina y el estado emocional de quienes les rodean.
Estudios en etología y comportamiento animal han mostrado que los perros y gatos, especialmente, pueden experimentar tristeza, ansiedad y desorientación tras la pérdida de su humano. Algunos signos comunes son la pérdida de apetito, el aislamiento, el letargo, el desinterés por el juego o los paseos, e incluso comportamientos como buscar al fallecido en los lugares donde solía estar. En estos casos, los veterinarios recomiendan mantener una rutina estable, ofrecer compañía sin forzar, introducir estímulos nuevos y, si es necesario, acudir a un especialista en comportamiento animal.
Este fenómeno, cada vez más reconocido por profesionales del ámbito veterinario y psicológico, ha reabierto un debate social más amplio: ¿debería permitirse la entrada de mascotas a los tanatorios?
Para muchas familias, llevar al animal al lugar donde se despide a su ser querido sería una forma de incluirlo en un momento de cierre, de darle la oportunidad de oler, ver y comprender, a su manera, que esa persona ya no está. Algunas personas lo consideran una parte necesaria del proceso de duelo del animal. Sin embargo, otros opinan que los tanatorios no están preparados para recibir animales por razones higiénicas, emocionales o incluso logísticas. La pregunta no es fácil de responder, pero sí urgente, en un contexto en el que cada vez más personas consideran a sus mascotas como miembros de pleno derecho de la familia.
En medio de este debate, algunas empresas funerarias ya están dando pasos concretos hacia una visión más compasiva e inclusiva. En Grupo Alborada, donde entendemos el valor del vínculo entre humanos y animales, sí se permite la entrada de mascotas a nuestros tanatorios para que puedan despedirse de sus dueños. Sabemos que, para muchas familias, esta despedida no estaría completa sin ese compañero que ha estado al lado del fallecido hasta el último momento. Esta decisión no solo responde a una necesidad emocional real, sino que refleja una forma de entender el duelo como algo compartido también con aquellos que no hablan, pero sí sienten.
Reconocer el sufrimiento emocional de los animales y su derecho a participar, aunque sea simbólicamente, en los rituales de despedida, es también una forma de honrar el amor que compartieron con quienes ya no están.
Porque ellos también sienten, también aman y también necesitan despedirse.